1. No permita que sus hijos murmuren, ni que hagan pucheros, ni que lloren porque no les gusta lo que usted les ha mandado a hacer.
2. No permita que sus hijos respondan con una actitud de desafío a una orden dada por usted, ni tampoco permita que le rueguen o le supliquen para que usted cambie lo que les ha dicho que hagan.
3. Insista en que sus hijos lo obedezca: pronto, totalmente, y de buena gana.
4. No repita la misma orden muchas veces. Si sus hijos no obedecen, tome las medidas necesarias para que obedezcan.
5. No permita que sus hijos pongan el pretexto de: "se me olvidó" o "no lo oí", cuando se hubiera podido recordar y hubiera podido oír. Exija la obediencia y ellos aprenderán a recordar y oír.
6. Alabe con moderación el mejor esfuerzo de sus hijos, y sus buenas intenciones al hacer algo, aunque el desarrollo no sea bueno.
7. No alabe a sus hijos de tal manera que se sientan superiores a sus compañeros, ni más adelantados que ellos.
8. No se enorgullezca delante de sus hijos, ni delante de los compañeros de sus hijos, ni en su corazón cuando ellos tienen capacidad e inteligencia sobresalientes. Regocíjese más bien cuando ellos son obedientes y aprenden con deleite la sabiduría y el temor de Dios.
9. No permita que sus hijos le corrijan a usted ni a otros adultos, a menos que lo hagan con mansedumbre y humildad.
10. Enseñe a sus hijos a esperar su turno con paciencia. Quíteles ese espíritu de "yo primero".
11. Nunca permita que sus hijos se habitúen a hablar y actuar teniendo lástima de sí mismos. Ellos necesitan aprender que no todas las cosas en el mundo son justas.
12. Nunca apoye a sus hijos cuando estén en error.
13. Nunca permita que sus hijos pongan pretextos por su mal comportamiento, ni que les echen la culpa a otros. Enséñeles que ellos son responsables por lo que han hecho.
14. No exija que sus hijos cumplan con una tarea que sea superior a su capacidad.
15. Nunca castigue a sus hijos hasta que usted esté seguro de su culpabilidad.
16. Nunca deje pasar la desobediencia sin la disciplina apropiada. Si sus hijos saben que merecen un castigo y se dan cuenta que usted lo sabe, pero usted no tiene la fuerza moral para administrárselo, entonces ellos aprenden a menospreciarlo a usted y viven bajo condenación. La disciplina, cuando es llevada a cabo propiamente, no hará que sus hijos sientan que usted los rechaza o los desprecia, sino que los ama.
17. No castigue a sus hijos dos veces por la misma ofensa.
18. No pida a sus hijos que hagan algo que usted mismo no quiere hacer.
19. Enseñe a sus hijos a que trabajen con gusto hasta terminar la tarea.
20. Nunca amenace a sus hijos con eso de que Dios los va a castigar.
21. No permita que sus hijos deshonren el nombre de Dios, ni con palabras ni con hechos.
22. Enseñe a sus hijos con su ejemplo a que las cosas espirituales y eternas son de más valor que las cosas materiales.
23. Sea honrado con sus hijos sin excepción alguna. No prometa lo que no va a cumplir.
24. Si usted y su cónyuge no están de acuerdo en cómo actuar con sus hijos en alguna situación determinada, no lo discutan en la presencia de ellos. Sus hijos deben saber que ustedes están unidos y que ellos nunca podrán ir a uno de los cónyuges para conseguir lo que el otro le prohibió.
25. Dependa de Dios para que él haga la obra que usted no puede hacer en los corazones de sus hijos. Pídale a Dios en oración cada día por sus hijos.
-Compilado por Ernesto Strubhar
"El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige." -Proverbios 13.24
"Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él." -Proverbios 22.6
"Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor." -Efesios 6.4
Estudio bíblico
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